miércoles, 14 de mayo de 2008

A EXPOMANGA FUI

La verdad es que no sé muy bien cómo empezar este post. Yo siempre había pensado que, de escribir alguna reseña de algún Salón de cómic, sería del de Barcelona (que está muy bien montado y al que hay que ir al menos una vez en la vida) o -como mucho- del que se celebra en noviembre en Madrid, por aquello de que es el de la ciudad en la que vivo y pilla mucho más mano. Pero resulta que no, que va a ser sobre Expomanga 2008, que se celebró en Madrid la semana pasada los días 9, 10 y 11.

Creo que sería justo reconocer que no soy el otaku número uno en lo que al manga se refiere. Me atrae especialmente la manera de narrar una historia, tan diferente a la nuestra. Y reconozco que hay obras que merecen mucho la pena, aunque no es un estilo por el que me haya sentido especialmente atraido. Dicho esto, empezamos.

Si la menoria no me falla, es el primer Expomanga al que voy y la primera impresión, que es la que cuenta, ha sido negativa. En primer lugar, porque uno está acostumbrado a que le indiquen mediante un cartel gigante colgando de la fachada del pabellón que ése es el sitio en el que se celebra el evento de marras. Pues no, y es una lástima, porque para un año en el que tienen un cartel bonito y ponible...



... Resulta que la fachada la dejan pelá y mondá, como se puede ver en la siguiente foto.

Menos mal que siempre hay una cola de fri... de aficionados disfrazados que te indica que vas por buen camino.

En cuanto al interior, me pareció igual de cutre que el exterior: el recinto es pequeño, tiene forma de L, lo cual hace que haya partes algo marginadas, como la zona de fanzines (cada vez más pequeña) y el área de exposiciones. Tal vez esta última sea la que más me decepcionó, porque tenían buenos temas (el de los samuráis, por ejemplo) y los echaron a perder. Por otro lado, me parece estupendo que haya un karaoke y soy consciente de que es uno de los atractivos del Salón, pero habría que hacer algo para que los berr... cánticos de los fri... aficionados no se escuchasen a lo largo y ancho del pabellón. Se puede hacer. De verdad. Para colmo de males, el karaoke estaba al lado del lugar de descanso por antonomasia: la cafetería. Creo que nunca me he tomado un café con tanto estrés en el cuerpo.

Los expositores. Había de todo, como en botica. Desde los stands que van a vender tebeos y merchandising variado (manga, preferiblemente) hasta aquellos que tienen alguna relación con la cultura japonesa (y te vendían unos fideos de aspecto sospechoso), pasando por aquellos que tienen alguna relación con el tebeo en general (videojuegos, camisetas frikis) y los que no (tiendas de chuches, góticas, camisetas heavys...).

Parece que sólo sé quejarme, así que pasaré a lo mejor del Expomanga: la gente. Podremos decir que son unos frikazos, mirarles mal, cuchichear a sus espaldas... Pero al final son los que dan la nota de color a todo el follón. Se nota que se lo pasan bien y eso puede llegar a ser hasta contagioso. Van a lucir sus disfraces que tanto trabajo les ha costado confeccionar. Por lo visto, les ha costado tanto trabajo que, aunque no tengan nada que ver con el manga, los exhiben igual. A saber: disfraces (ya un poco pasadetes) de Matrix, de El Cuervo, del Joker, de Lara Croft, de Espartanos (bueno, más bien de su parodia), de Cíclope (gran tipo, por cierto), de Rambo o sucedáneo (?), de tropa de asalto de Star Wars... Y así un largo etcétera. Imagino que yo en su lugar también reciclaría el traje. Como en las bodas.

Una experiencia interesante, más desde el punto de vista antropológico que desde el tebeístico, eso sí. Lo que ya no tengo tan claro es si otro año me veré con fuerzas para repetir o si, por el contrario, espero a que lleguen otros Salones con tebeos de superhéroes y/o gafapastas, que es en lo que estoy menos perdido.

1 comentario:

MrSr dijo...

Vamos que para que cambiar el panoráma de los salones en la capital...Coincido en que lo único digno de ver y oler (si, si porque el vinilo nunca ha sido amigo de los buenos olores)son los de siempre.

En fins...