CAMISETAS CONZETA...

... Así que entonces tendrían que llamarse "camizetas", ¿no? Esta es la penúltima aventurilla en la que me he metido: diseño e impresión de camisetas. Esto en sí no es difícil. Lo difícil va a ser venderlas (bien) y ganar dinero con ellas. Porque, reconozcamoslo, es muy divertido hacerlas, pero estamos aquí por la pasta. Aquí van tres de los modelos que se pueden encontrar en el catálogo (el cual, por cierto, podéis pedirme amablemente y yo os lo enviaré en pdf). Los tres, íntimamente relacionados con mi infancia.

Qué mañanazas me he pegado viendo los mamporros de este caballero y sus compañeros de gimnasio. El Último Guerrero, Terremoro Earthquake (un nombre ciertamente redundante), el Poli Loco, el Marinero Tarugo, el Enterrador... Todas sus andanzas comentadas por Héctor del Mar. Maravilloso

Lo bueno de recurrir a imágenes la mar de conocidas es que no necesitan presentación. Con ésta pasa justo eso. Quién no se acuerda de esta serie, este hombre o esos relojes calculadora de nuestra infancia, con los que perfectamente se podía llamar a Kitt y decirle que te esperara en la puerta trasera del almacén abandonado. Un clásico.

El último, y no por ello menos importante: Maxwell Smart, de Superagente 86 (Get Smart). Me encantaba esa serie. Chaos, Control, la agente 99 y él con su zapatófono. Como Mortadelo. Hace poco hicieron una película que -por mucho que me caiga bien Steve Carrell- no he podido terminar de ver (o más bien empezar a ver, según se mire).

Ahora toca el párrafo en el que os voy a intentar vender la moto. Para que no digais que no estabais avisados. Si quereis el catálogo, lo podeis pedir en r.risquez@gmail.com o en risquezconzeta@gmail.com. Obviamente, lo expuesto arriba son solo unas muestras. Se pueden pedir diferentes colores en el dibujo y/o en la camiseta. Se puede elegir talla, que si manga larga o manga corta, que si para chico o para chica... Hasta se aceptarían encargos. Los límites los pone el cliente. Hale, miren cuando tienen los cumpleaños/aniversarios de sus amigos frikis (o como ellos se quieran autodenominar) y empiecen a hacer encargos.